martes, 6 de diciembre de 2016
Fantasmas De Ascalón - En Español - Libro - Pagina N°121
"Ember dijo si algo sucede, liberarme", dijo Riona agudamente. Esto califica. Hazlo."
Dougal sacó la bolsa con las cerraduras de su bolsillo y, al verlo, notó que había alguien detrás de él.
El soldado de la Legión de la Llama había aparecido en la base de su colina, lejos de la batalla. Llevaba una pesada mochila y sostenía un extraño rifle atado a la mochila por un tubo flexible. Si el charr era un desertor o un piquete o una patrulla, los vio ahora.
-Apresúrate -dijo Kranxx-, lo mantendré ocupado. El asura corrió por la colina, blandiendo su inútil rayo.
El charr de la llama levantó su rifle y un chorro de fuego escupió de su barril, una corriente de la llama líquida que lanced hacia el asura. El asura aulló y se echó fuera del camino, bailando en un matorral de cepillo.
Dougal inclinó la cabeza y se concentró en frustrar la cerradura. Era un asunto sencillo, la cerradura que conocía y que había saltado antes, y se alejó de Riona con facilidad.
El charr de la Llama había seguido a Kranxx y ahora jugaba su rifle de la llama a través del matorral, encendiendo el cepillo. Como resultado, no vio a Riona cayendo sobre él hasta el último momento.
Ella se estrelló contra él con fuerza, y la pareja cayó juntos por la ladera. Se alejó de él cuando el tubo que conectaba el rifle y la mochila se rompió y disparó en una espesa senda que corría detrás del legionario. El aire tomó una espuma ahumada del cepillo ardiente, y los ojos de Dougal regaron. En la parte inferior de la colina, el charr se libró de su mochila, que al parecer llevaba el combustible del rifle, su piel fumando. Ante él, ligeramente cuesta arriba, Riona lo enfrentó. Estaba armada con una roca que había recogido.
Por un momento los dos ojos cerrados, entonces el charr hizo algo que Dougal no esperaba. Él se escapó. Se volvió y salió corriendo de un humano que manejaba la piedra. Riona soltó un grito y lo persiguió.
Dougal gritó también y empezó a bajar la colina, recogiendo las longitudes de la cadena para utilizarlas como un arma. A mitad de camino, oyó una tos urgente, y Kranxx tropezó fuera del cepillo escaldado. Sus brazos desnudos estaban llenos de ampollas, y sus amplios ojos se desprendían del humo.
"Estás vivo", dijo Dougal, y se dio cuenta de lo feliz que estaba.
-Sólo por el momento -dijo el asura-. Llévame a mi manada.
Dougal miró hacia donde había desaparecido Riona, luego volvió a subir la colina hasta donde estaban los paquetes. Caminó a mitad de camino, llevó a la asura de vuelta a la colina, donde cavó a través de su mochila llena de envoltorios de papel encerado, produciendo finalmente un filtrado rojizo. Lo bebió sin más comentarios, y luego pasó un largo momento vomitando polvo negro. La carne de sus miembros desnudos se encrespó y cayó, revelando nueva carne, un tono de gris más claro, debajo.
Dougal miró hacia el valle. Las tropas de la Legión de la Llama estaban rompiendo, y los legionarios de la Sangre estaban sobre ellos, cortándolos en unos y dos. Y lo más importante, Ember y Gullik habían contratado la efigie, los charr bailando hacia delante y lanzando a la criatura con la punta de su espada, enfureciéndola, mientras que el norn cortó sus piernas ardiendo con el celo de un leñador enloquecido. Mientras Dougal lo observaba, la enorme criatura se balanceaba y luego caía hacia atrás en una ráfaga de mimbre y chispas ardientes.
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